GESTIÓN PISCOLÓGICA EN ESTADO DE ALARMA

El estado de alarma generado por el avance del Covid-19 es una situación de emergencia. Con todas sus letras. Por ello es normal que te sientas desorientado, nerviosa, que tengas miedo o que des vueltas por la casa sin ser capaz de recodar que era lo que ibas a hacer.

Son reacciones normales a una situación anormal.

Cada situación de emergencia tiene unas características diferentes pero frente a ellas nuestro objetivo siempre ha de ser el mismo: recuperar el control.

Durante unos días las noticias sobre la expansión de la enfermedad se agravaban por horas y nuestro mundo quedó patas arriba. Y nuestra cabeza también. Los niños y niñas en casa, los que podían permitírselo teletrabajando, un futuro laboral incierto y el miedo por los seres queridos más vulnerables. El miedo de que mueran, que no es poco.

En esta crisis hay tres ámbitos de la emergencia y a cada individuo le afectan de manera diferente: 1) la protección frente al virus, 2) la alteración del día a día y 3) la inminente crisis económica. Vamos a ver qué implica a efectos prácticos afrontar la emergencia.

1) La protección frente al virus: comprender la situación y evitar el daño. Cada uno de nosotros nos encontramos en grupos de riesgo diferentes. Hay quien debe trabajar y exponerse a ser contagiado, hay quien tiene una salud delicada y un contagio supondría una amenaza a la vida importante, hay quien vive con personas vulnerables…

En este caso es esencial la información por cauces oficiales. ¿Qué debo hacer para reducir mis riesgos? ¿Qué ayudas existen? ¿Con quién cuento en mi entorno para recibir apoyo en caso de que lo necesitara? Anticipa qué situaciones son más probables que te afecten e infórmate cómo debes actuar ante ellas

2) El día a día: el mejor aliado para reducir el impacto psicológico de la situación que vivimos es recuperar el orden en casa. No es fácil porque TODO ha cambiado. No hay colegio, quien tiene la posibilidad trabaja desde casa y quien tiene que trabajar fuera vuelve con un alto grado de estrés.

Siéntate y estructura tus necesidades y las de tu familia. Crea, incluso por escrito, una nueva organización personal que recoja todas vuestras necesidades. Sin ser exhaustivo ni ambicioso. Estaréis cansados y cansadas. A medida que recuperéis el orden podréis incorporar más actividades o abordar necesidades menos esenciales.

La falta de concentración es el mayor enemigo. Todo es tan distinto y la necesidad de estar al día es tan elevada que cuesta mucho imbuirnos en una tarea. Sin embargo, ese tiempo dedicado a hacer algo productivo es un tiempo de descanso emocional que nos acerca a la toma de control de la situación.

Si eres de las personas que no tiene nada que hacer te sugiero dos posibilidades. La primera y más sencilla es que revises aquellas cosas que siempre tienes pendientes por falta de tiempo. Seguro que no son muy agradables (reorganizar un armario, limpieza de papeles, etc) pero cuando las realices la sensación de aprovechar el tiempo también ayudará a reducir tu ansiedad.

Si, por más que piensas, no tienes nada pendiente pasa al siguiente punto porque, a menos que seas uno de los pocos afortunados que no tiene que preocuparse por sus finanzas lo más probable es que te veas afectado por la crisis económica que está a punto de llegar.

3) Crisis económica: aunque cuentes con un buen colchón en tu cuenta corriente seguro que te ves afectada por la incertidumbre. El mundo se ha parado durante semanas. Sin producir. Cuando aún no habíamos comenzado a superar la anterior crisis. Puede que te hayas quedado sin trabajo o puede que seas una autónoma que ha de afrontar sus gastos mensuales y que duda entre paralizarlo todo y acogerse a una ayuda o intentar subsistir para no perder del todo tu posicionamiento en el mercado.

Es un escenario con innumerables interrogantes y corremos el riesgo de desarrollar ansiedad, y cuando la ansiedad aparece perdemos la sensación de control. ¿Qué podemos hacer cuando no sabemos qué pasará? Lo primero, informarnos. ¿Mi trabajo se mantendrá o no? Si entro en un ERTE, ¿qué implica? ¿Qué ayudas tengo?

Sobre la información fiable que encuentres (que seguramente no será mucha, es verdad) ahora toca decidir. Imagina las dos o tres situaciones más probables y haz planes. Ayúdate de profesionales especialistas si no estás segura sobre algo (hay muchos profesionales ayudando gratuitamente sobre el efecto económico y laboral del coronavirus). Es posible que hayas de tomar decisiones sobre dos alternativas dolorosas. Pese a lo terrible de las circunstancias es mejor afrontar la situación a que otros decidan por ti. En el peor de los momentos es cuando es más importante tomar control de la situación.

Aunque tu realidad no sea crítica no te quedes esperando a que se complique. Anticípate y valora cómo puedes adaptarte a los retos que habremos de afrontar como sociedad. Hemos descubierto el trabajo desde casa, hemos visto lo que nos puede aportar la tecnología y hemos sido conscientes de qué es lo esencial para sentirse bien en la vida. Para muchas personas esta crisis implicará un reajuste personal y también laboral. Intentemos adaptarnos cuanto antes a los cambios que están por venir.

Recuerda. Controla todo aquello que puedas controlar. Te dará seguridad y te ayudará a adaptarte a este futuro incierto que está llamando a la puerta.